Con el tiempo, construyó un muro de piedra, una piedra tan fría que ni el arma más legendaria podría traspasar, que ni el fuego podría derretir. Una valla llena de rosas con espinas, donde cada gota de sangre se convertía en más púas afiladas. Una barrera tan alta, que nadie podía saltarla. Y detrás de todo eso guardó sus sentimientos, su alma, su sombra, su espíritu. Su corazón
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